por Pablo Sieira
El proyecto del peronismo para bajar las tarifas avanza en el Congreso a pesar del público rechazo de los gobernadores, a quienes en realidad les preocupa más su propia supervivencia que las dificultades del oficialismo frente a una oposición cada vez menos dócil.
Los diputados del Bloque Justicialista, del massista Frente Renovador y del kirchnerista FPV intentarán aprobar su proyecto el miércoles, lo que muestra que la presión de la Casa Rosada sobre los caudillos no surtió el efecto esperado y mucho menos la audacia de culpar a la iniciativa “irresponsable” por la corrida del dólar.
El gesto contundente de los diputados se dio este viernes cuando, pasados los nervios por el salto de la divisa y los últimos pronunciamientos públicos de algunos mandatarios, pidieron formalmente una sesión especial para el martes a las 12 con el tema de las tarifas.
El oficialismo hará su propia sesión a las 9:00 para sacar sus proyectos (como la Ley de Financiamiento Productivo) y luego intentará dejar sin quórum a la oposición, aunque con pocas posibilidades de éxito.
Los peronistas encontraron la forma de mantener alineados a todos los legisladores pese a la desautorización de “los goberna”: eliminar del proyecto la rebaja del IVA para usuarios residenciales, lo que haría que las cuentas provinciales no se vean afectadas si el proyecto se convierte en ley.
La idea la aportó el gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, quien en lugar de rechazar de plano el proyecto como hizo su par cordobés Juan Schiaretti, se mostró en desacuerdo con la baja del impuesto y con el “congelamiento” que propone el kirchnerismo, pero a favor de que el aumento tarifario sea menor que el que definió el Ejecutivo.
Hasta ahora, Schiaretti sólo logró que su ex vice y hombre de confianza en Diputados, Martín Llaryora, firmara el proyecto en disidencia mientras duda de abstenerse o pegar el faltazo al momento de la votación.
Esa será la clave: cuántos diputados habrá al momento de votar, y qué harán los que responden al tucumano Juan Manzur, al entrerriano Gustavo Bordet o al misionero Hugo Passalacqua.
Alambrar el territorio
El rechazo público de los caudillos peronistas al proyecto de sus diputados pareció más un gesto hacia el presidente Mauricio Macri que una verdadera preocupación por una ley que, al fin de cuentas, caerá bajo el peso del veto del jefe de Estado.
Según supo NA, los gobernadores se mostraron alineados públicamente con la postura de la Casa Rosada pero no hacen sonar con insistencia los teléfonos de los diputados, al menos no como en ocasiones anteriores.
Y es que el tema ya avanzó demasiado, se instaló en la opinión pública con dos semanas de ininterrumpida discusión que, para colmo, escaló gracias a los propios oficialistas, a los radicales y a Elisa Carrió.
Entonces el rechazo al proyecto tras el pedido (sigiloso mas no secreto) de funcionarios con despacho en Balcarce 50 fue más un “hago lo que me piden, pero hago lo que puedo”.
Mientras el proyecto no reduzca la tajada que le corresponde a cada gobernador por la coparticipación -y no lo hará si se elimina el recorte del IVA-, que el oficialismo haga lo que pueda en el Congreso o que Macri vete la ley.
Consultado sobre el inesperado distanciamiento público de los gobernadores respecto de lo que hacen sus diputados, un operador peronista analizó que fue “una muestra más de que lo que en realidad les importa es alambrar su territorio para 2019, no retomar el poder nacional”.
Prefirieron no usar el tema de las tarifas para pegarle al Gobierno donde le duele y debilitarlo para el año próximo porque, si bien no pierden la esperanza de volver al poder, tampoco tienen urgencia.
Sin un candidato presidencial prometedor y con un contexto económico del que no les gustaría hacerse cargo, los gobernadores optaron por tomar distancia y dejar que el oficialismo le encuentre su propia solución en el Congreso a un debate que instalaron sus propios dirigentes. Y que también le encuentre su propia solución a la economía.
El peronismo tiene paciencia y muchas mañas.
(*): NA.